miércoles, 18 de marzo de 2009

MASOQUISTAS DEL MUNDO: UNÍOS!!!



Este es el grito de guerra de los líderes de Corea del Norte, Zimbabue, Venezuela, Irán, Cuba y Bolivia, entre otros países fracasados. Esos líderes imponen su voluntad sobre sociedades que se arrastran en el foso del atraso, con las más altas tasas regionales o hasta mundiales de inflación y de criminalidad, caracterizados por la miseria popular y la ineptitud gubernamental. Sin embargo, estos líderes predicadores del atraso pretenden representar la nueva esperanza de la humanidad contra el “desastre capitalista”.
El capitalismo, es cierto, está dando algunos tumbos. Las economías de los países capitalistas más importantes como son el Japón, USA y la Comunidad Europea han sufrido un fuerte deterioro en los últimos meses. En esos países ha aumentado el desempleo, la gente está preocupada y ha dejado de ir de vacaciones a los sitios más costosos. Muchos han decidido no cambiar el auto cada dos años sino esperar tres o cuatro años. Están dejando de comprar acciones en la bolsa mientras se endereza la economía. Los gobiernos han tenido que inyectar miles de millones de dólares a la corriente financiera de sus países para estimular la actividad y la confianza de los consumidores. Eso es lo que en esos países desarrollados llaman una crisis, la cuál durará dos o quizás tres años.
El problema es que, mientras tanto, y por muchos años yá, en Corea del Norte la gente está pasando hambre en la oscuridad porque no hay servicio de energía eléctrica normal. Las minas de carbón que sirven de base al suministro de energía de ese país están inundadas y los nor-Coreanos no tienen la tecnología para ponerlas a trabajar. En Zimbabue ya circulan billetes de banco de 500 millones de dólares de Zimbabue y hay una epidemia de cólera que, según el caudillo que manda allá desde hace treinta años, es culpa de la CIA. En la triste Cuba la gente anda como zombies y acaban de apresar al Vicepresidente por estar complotando la salida de los Castro del poder, mientras que todos los días alguien se lanza al agua tratando de llegar a las costas de Florida. En Irán el fanatismo fundamentalista-terrorista de Ahmadinejad y los ayatolas está empeñado en destruir a Israél y en tener armas nucleares mientras la industria petrolera se va a pique. Ahmadinejad ha manejado más de 300.000 millones de dólares de ingreso petrolero pero la economía está en ruinas. En Bolivia el país está roto en dos porciones: una que vive de la limosna de Chávez y hace colas para recibir las dádivas y una que se opone al regimen racista de Morales, que es la Bolivia que produce riqueza. Mientras tanto la empresa petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, YPFB, está profundamente corrompida y ha cambiado seis presidentes en tres años. En Venezuela no es necesario extendernos mucho sobre el loco suelto que funge de presidente. Ha despilfarrado 700.000 millones de dólares, ha sembrado odio y se defeca a diario en la constitución que él mismo impuso.
El entusiasmo por este liderazgo de fracasados no puede sino ser producto del masoquismo. “Vamos a sufrir”, dirán los seguidores del fracaso, “siempre y cuando sufran los otros”. El objetivo no es de progreso, no es de educación, no es de de salir adelante con el concurso de todos. El objetivo es tratar de que todos nos vayamos a pique.
Afortunadamente, no es posible que los buenos, los preparados, los que pueden salir adelante en cualquier lugar, se vayan a pique. Tendremos algunos países fracasados en el mediano plazo, algunas sociedades arruinadas, millones de masoquistas sufriendo de colas para la limosna, el pasaporte y la vacuna que quizás nunca lleguen, aunque aparentemente “gozando” por el daño que le inflingen a quienes habían llegado a tener algo a través de su trabajo y de sus deseos de superación.
Habrá mucha emigración de esos países por parte de quienes no son masoquistas, habrá tristeza por las separaciones, habrá mucha miseria para quienes se quedan, pero todo ello durará una generación, quizás hasta dos. Luego, pasarán estos líderes ineptos y las sociedades se recuperarán. Y los masoquistas seguirán pobres e indefensos,como siempre, porque prefirieron la “revancha” a trabajar parejo y a educarse para salir de la miseria. Lamentablemente muchos de ellos seguirán acumulando sus resentimientos, hasta que oigan de nuevo (porque no aprenden) el llamado de un nuevo demagogo que les prometa riquezas y revanchas. La tarea de nuestras sociedades del futuro es evitar que surgan nuevos demagogos que llamen al masoquismo colectivo.

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